Es un estilo contrario a los postulados del minimalismo busca en la extravagancia, la forma y el color el modo de plasmar en el espacio la originalidad de quién vive este espacio.

Evita la sobriedad y la elegancia de otras corrientes para enfocarse en la alegría, el juego de elementos y la provocación. Busca poner en valor mediante el contraste elementos muchas veces cotidianos pero sacados de su ámbito natural para dotarlos de un protagonismo que no les es propio.

El estilo kitsch puede definirse entonces como el de la crítica frente al encorsetamiento y la moderación.

Se trata pues en muchas ocasiones de jugar con el contexto como provocación y de mezclar en la composición elementos que no parecen encajar armónicamente entre sí, prestados de otros estilos diferentes y puestos juntos sin aparente criterio.

En otras ocasiones las formas tradicionales se deforman o revisten con colores chillones o texturas chocantes.

Los colores son fuertes y radicales, el rosa chicle, morado y el rojo pueden utilizarse para adueñarse de un ambiente.

Es habitual emplearlo también de forma puntual como forma de romper una base monótona más sencilla a la que se va a contraponer haciendo un guiño al espectador.