Los espacios diseñados bajo esto estilo buscan ante todo la sensación de relax, paz y descanso en las personas. Aunque habitualmente se asocia con espacios exteriores por el empleo recurrente en terrazas, azoteas y piscinas de hoteles, los mismos criterios por los que se rige este estilo son aplicables en espacios interiores cuando buscamos convertirlos en espacios tranquilos.

Los colores más propicios son los blancos, cremas, tostados y algunos tonos de azul pero el protagonismo lo tendrán siempre los colores claros que nos den la sensación de pureza y frescura. La luz natural es muy importante, si bien en las horas en las que está no sea posible el empleo de luces bien repartidas y acompañadas de elementos como velas, preferiblemente aromáticas, nos ayudarán a conformar el ambiente que se busca. 

Deben evitarse luces potentes centradas en un foco. Una luz demasiado directa puede estropear la escena, generando incomodidad y desasosiego. Lo mejor es por tanto como se ha indicado la presencia de luces repartidas, preferiblemente tenues y cálidas.

Para alcanzar la sensación de espacio en calma se recurre a la búsqueda de la armonía evitando exceso de elementos por los que el mobiliario tenderá a ser sencillo de líneas simples y colores limpios. Se primará la comodidad con almohadones y elementos que inviten al descanso.

La vegetación es necesaria sobre todo en el caso de los espacios exteriores, las maderas en colores naturales pueden formar parte de esta inclusión de la naturaleza en el diseño.